
Por: Carlos Porales
Al revisar la historia mundial de las intervenciones militares y la instalación de bases militares extranjeras, aquellas se han vinculado a intereses coyunturales o estratégicos de Estados con mayor organización política, militar y económica, tanto en territorios colonizados como en países independientes.
Leer más: Bases militares extranjerasEn la antigüedad, los Estados de Mesopotamia (Babilonia, Asiria, por ejemplo), y otros como Egipto, China, India, el Imperio Persa, Atenas, Roma expandieron sus territorios con su dominio militar y otros mecanismos subsidiarios. Luego a partir del s. XV, países como España, Portugal, Francia, Reino Unido, Bélgica, Alemania, Italia, Dinamarca, Países Bajos y otros colonizaron y sometieron a pueblos de América, África, Asia y Oceanía.
Posteriormente sobrevino la época de intervenciones militares de EE.UU en América Central y el Caribe, como aplicación de la doctrina del “Destino Manifiesto” y la “Dotrina Monroe”, y en ese marco, EE. UU invade a México y se anexa a Texas, California, Nevada, Utah, Arizona y Nuevo México (1846-48) y en 1901, impone la Enmienda Platt, para intervenir directamente en la política de Cuba, en tanto que en 1903 separó a Panamá de Colombia, ante el rechazo de este país para concesionar territorio para la construcción del canal interoceánico.
Más tarde a raíz de la Primera Guerra Mundial y la desaparición de los imperios alemán, austro-húngaro, ruso y otomano, se dio un nuevo reparto neocolonial del mundo, por parte de EE. UU, Gran Bretaña, Francia y otros Países Aliados, e igual sucedió luego de la Segunda Guerra Mundial, estableciéndose otro reparto del mundo entre EE. UU, la Unión Soviética, Inglaterra y Francia
Precisamente, en la Segunda Guerra mundial, EE. UU construyó cientos de bases militares en el extranjero, y entre ellas en Ecuador, en 1941, estableció la base militar de Baltra en el Archipiélago de Galápagos.
Finalizada la segunda guerra mundial y como consecuencia de la instauración de la guerra fría, EE. UU y la Unión Soviética (URSS) realizaron nuevas intervenciones militares en diversos países del mundo e implantaron otras bases militares.
En la actualidad y como consecuencia de la Guerra entre Rusia y Ucrania, EE.UU ha reforzado su amplia red de bases militares en Europa en el marco del tratado de la OTAN y se vislumbra la instalación de nuevas bases militares de EE.UU en América del Sur en esta nueva era de confrontaciones geopolíticas en las que ingresan nuevos actores como China, Irán, Irak, Israel y otros países que se alinean en esa confrontación mundial localizada que tiene como escenario Ucrania, pero que amenaza expandirse territorialmente con el conflicto Palestino- Israelí.
Esta apretada síntesis sobre los intervencionismos e instalación de bases militares en el mundo, se demuestra que las bases militares de diversos países en territorios extranjeros se motivan en intereses geopolíticos en el marco de las disputas por el control y dominio de diversas zonas del mundo, por objetivos económicos, políticos y militares, que se esconden tras justificaciones y discursos, como el actual, de combate a la delincuencia organizada internacional.
Lo afirmado no significa negar o minimizar la real dimensión del crimen organizado internacional y algunas de sus prácticas terroristas delincuenciales, pero el combate internacional de esas acciones, se logra con la colaboración eficaz de los diversos Estados en el plano de brindar la información oportuna, cumplimiento diligente de requerimientos de diligencias judiciales, operativos policiales internacionales, mayor eficacia y despolitización de la INTERPOL, lo que implica en general, reforzar la colaboración internacional entre los diversos países para la lucha en contra de la corrupción y la delincuencia organizada internacional, sin ningún otro miramiento que no sea la observancia plena de los instrumentos jurídicos internacionales.
Creer que, con el establecimiento de bases militares de países extranjeros en el territorio nacional se puede combatir la delincuencia común y organizada en tal barrio, recinto, o sector urbano o rural va en contra del sentido común, para ello está la Policía y las Fuerzas Armadas nacionales, que requieren por supuesto ser reforzadas en su profesionalismo e institucionalidad, así como en sus labores de inteligencia y contrainteligencia, y en esos campos bienvenida la colaboración de los diferentes países dotados de mejor información, tecnología y capacitación.
Además, no se necesita para luchar contra la delincuencia, en todas sus formas, del establecimiento de bases militares extranjeras en el territorio nacional, pues con la tecnología actual y los sistemas satelitales, se puede contar con la información oportuna y la coordinación de acciones para prevenir, neutralizar o enfrentar a las bandas delincuenciales y destruir sus infraestructuras. Diariamente se constata que objetivos a enormes distancias se los puede alcanzar y enfrentar cuando se tiene la voluntad de hacerlo, pero cuando se quiere anteponer objetivos geopolíticos a las reales necesidades de los Estados nacionales, entonces se manipulan los sentimientos de inseguridad de un pueblo afligido.
¿Acaso la corrupción de los partidos y movimientos políticos, la corrupción en la justicia, el peculado, cohecho, concusión, enriquecimiento ilícito, la delincuencia callejera, la falta de funcionamiento del control tecnológico de contendores y la impunidad del contrabando, la venta de drogas a niños y jóvenes o el asesinato político se previenen y controlan con bases militares extranjeras en el territorio nacional?
