Del 25 al 27 de junio, en Tungurahua se realiza el VII Congreso de la CONAIE. Aquí las delegaciones de 14 nacionalidades y 18 pueblos elegirán a su máximo líder y al Consejo de Gobierno que estará al frente de esta organización por el próximo período. Sin embargo, en este congreso aún se siente la ausencia de una representatividad de los miles de hermanos de pueblos indígenas que se encuentran en las ciudades y que hasta el momento la CONAIE no ha puesto mucha atención en este sector. Pues, éste será una de las tareas importantes y pendientes que tiene el próximo Consejo de Gobierno.
Las políticas públicas que han implementado históricamente los diferentes gobiernos en el país, han sido insuficientes para dar respuesta a las grandes necesidades que tienen el campo, lo que ha producido cada vez mayores movimientos migratorios hacia las grandes ciudades, provocando en los últimos años que las comunidades indígenas estén quedando con menos habitantes. Los jóvenes se han volcado a las grandes urbes en busca de mejores condiciones de vida, frente a la difícil situación y la falta de una reactivación de la agricultura, entre otras fuentes de sustento.
Según los datos estadísticos del último censo realizado en el año 2010, por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INEC) existe un gran porcentaje de población indígena que se encuentren en las grandes ciudades. En el caso del Distrito Metropolitano de Quito, los datos arrojan la presencia de 90 a 100 mil personas de pueblos indígenas -autodeclarados como indígenas-. Otros estudios indican que existen más y que se aproxima al medio millón de habitantes. Similar a estos datos arrojan otras ciudades como Guayaquil, entre otros.
La presencia de pueblos indígenas en las urbes es una realidad indiscutible y que no puede ser ignorado, hoy miles de hermanos de pueblos y nacionalidades han hecho su nueva realidad en las ciudades, si bien es cierto no está dentro un espacio físico o territorial definido como en el campo, éste se ha constituido en su nuevo espacio de vida, con otras realidades, necesidades y desafíos, que de paso es un tema aún ausente o débil como en el Congreso de la CONAIE. Hoy los pueblos indígenas en las ciudades se encuentran como albañiles, vendedores informales, estibadores, profesores, estudiantes, profesionales, etc.
Esta misma realidad ha creado la necesidad y han promovido que los pueblos indígenas, a pesar de estar en un nuevo contexto, no hayan dejado de ser lo que son y desde muchos años atrás han generado iniciativas y procesos organizativos en las ciudades, es el caso de la Coordinadora de Organizaciones de los Pueblos Indígenas de Quito (COIQ), entonces Movimiento de Organizaciones Indígenas de Quito (MOIQ), en el DMQ, que han demostrado que pueden ser un soporte estratégico para la CONAIE en la articulación y conexión del campo y la ciudad, tal como se observó en el último levantamiento de octubre 2020 y en los anteriores, donde los pueblos indígenas en las ciudades cumplieron un papel fundamental.
A pesar de esta realidad presente, indiscutible y que no puede ser desconocida, todavía existe una resistencia o egoísmo en ciertos dirigentes carentes de una visión más amplia e integradora, que han hecho que algunos procesos organizativos importantes en las urbes no hayan sido reconocidos y fortalecidos hasta el momento, al contrario, han sido obstaculizados., como en el caso de la Ecuarunari. En el último congreso, el VI realizado en 2019, en Esmeraldas, una de las resoluciones y MANDATO fue «Reconocer e integrar a la ECUARUNARI nuevas formas de organización de los pueblos y nacionalidades que conviven en las ciudades», pero hasta el momento no ha mostrado una mínima voluntad de fortalecer estos procesos, al contrario, han tratado de desvanecer y desconocer, al punto de no ser habilitados para participar como delegados oficiales, pese a la decisión de la máxima autoridad, de hace dos años.
Ante esta realidad, este es unos de los retos que tiene el nuevo Gobierno de la CONAIE, reconocer, fortalecer y acompañar los procesos organizativos de pueblos indígenas en las urbes, determinando estrategias que permitan a la organización nacional, consolidarse en estos nuevos espacios, generando un tejido social y organizativo que articule procesos entre el campo y la ciudad.
Por: Juan Carlos Illicachi, Kichwa de la Nación Puruhá, Junio 27 de 2021