Por: Bernardo Chango Jeréz
Kichwa del Pueblo Salasaca
Foto portada: Pachakutik Guamote
Agosto 3 de 2020
Las personas venimos a convivir en la sociedad de acuerdo con las condiciones preparadas por los padres, su familia, la comunidad y la sociedad. Depende de como acoja su futuro en el transcurso de la vida, desde que tengan la razón hasta que la muerte lleve, que nadie y nada puede evitar, por lo tanto, cada uno somos responsables de nuestros actos a lo largo de nuestra vida.
Esto pasa con nuestros políticos runas que llegaron a servir a la sociedad desde distintos cargos de libre remoción o de cargos de elección popular, a quienes no les interesa que lleguen otros y nuevos líderes a esos cargos. No importa que sus acciones hayan sido aceptadas o no por sus pueblos o por sus electores. Son los llamados “cara duras”. Por eso, los que están en esta situación deben realizar una profunda auto reflexión y auto crítica. El pueblo no es ciego de los actos que como ciudadanos o públicos realizan, es lo que se aprecia en las redes sociales, pero como «cara duras», parece que no es con ellos.
Es necesario que los políticos que han aprehendido su otra forma de vida en los cargos públicos, dejen espacios a nuevos líderes, porque a estas alturas ya no mantienen los criterios políticos que cuando les escogieron en su momento para tal o cual cargo. Otros han logrado permanecer en los mismos cargos convirtiéndose en bailarines políticos. Ya no le importa la ideología política, buscan solamente los intereses individuales y económicos. Ya no se acuerdan de sus bases, quienes les llevaron a esos cargos que ahora han hecho su forma particular de vida.
¿Será mucho pedir que los políticos, como seres sociales, sean ejemplo y guarden respeto a la sociedad que llevó a esos cargos? Ahora en dichos personajes solo se aprecian actitudes ridículas, términos discriminatorios, dicen una cosa, pero hacen otra cosa.
Hoy que estamos a las puertas de ver convertidos en otros líderes políticos, de presidente, vicepresidente, parlamentarios andinos, asambleístas nacionales, provinciales y del exterior, es urgente repensar lo que hemos caminado con el involucramiento al arte de gobernar y administrar la cosa pública, pero como runas. Esta experiencia positiva y negativa, nos oriente para hacerles partícipes a nuevos líderes en el futuro.
Es necesario analizar si continuamos identificando en las corrientes políticas. En estos tiempos de los denomindos capitalismo y progresismo, hay la necesidad de diferenciar con claridad. Los primeros quieren que el Estado libere el manejo y control financiero, mientras que el segundo, parte de que el Estado debe controlar esos manejos financiero. Acaso es necesario volver nuestras miradas a la gobernanza y administración de nuestros ancestros, antes y después de la colonización.
Al final del día, ninguna de las dos corrientes políticas basadas en las economías, han logrado responder a las necesidades y reivindicaciones de los pueblos -y no me refiero sólo indígenas- al contrario, ha sido un fracaso. Es hora de iniciar un cambio integral de la administración de la cosa pública. Entonces, los políticos deben tener una misión y visión distinta de las ideologías políticas que se han ejercido en el Ecuador.