Por: Rosendo Yugcha Changoluisa
Pueblo Kitukara, Comunicador Social
Desde el barrio
Enero 6 de 2020
El desafío cultural de asumir, procesar y fortalecer la diferencia, en lugar de anularla, pasa por reafirmar rotundamente que la verdad no puede ser privilegio de una voz hegemónica. Es liberar nuestro ser comunitario oprimido por un sistema de competencia desleal, donde el beneficio individual que escala posiciones pisoteando al resto, se ha impuesto como algo natural. Es poner en marcha la interculturalidad como proceso emancipatorio desde las trincheras olvidadas.
Una trinchera podría estar constituyéndose en la vivencia de una espiritualidad coherente, amplia y abierta, no dogmática, que va asumiendo la crisis de los meta relatos y referentes religiosos con altura y sensatez. Nunca más episodios como el boliviano, donde discursos manipulados por intereses económicos y políticos cayeron como bombas fundamentalistas pretendiendo borrar un proceso histórico que resiste en Abya Yala.
Otra estaría despertando la memoria insurgente de los pueblos y nacionalidades en el territorio real y virtual. Una insurgencia que no se agota en la rebeldía momentánea o en las redes sociales, sino que avanza hacia una actitud y acción permanente, que enarbola principios comunitarios resistiendo la imposición mediática de un capitalismo light que pretende ocultar una lucha de clases presente desde el olor de la gente.1
La otra trinchera se irá construyendo desde la crisis de la representatividad, si logramos entender que la teatralidad política se agota en la formulación y cumplimiento de propuestas de campaña y planes de gobierno coherentes. Solo así las diferencias políticas no serán condumio del show sino sustento del debate en la construcción de políticas en todos los sectores, territorios y espacios reales y virtuales, donde la representatividad colectiva espera siempre una nueva oportunidad.
Finalmente, un espacio vital está abriéndose camino como trinchera estratégica desde los espacios de comunicación comunitarios en barrios, comunas, comunidades y pueblos; porque siempre serán alternativa ante la parcialidad de los medios de comunicación masivos. El reto es: mantener y acercar nuestros intentos de re significación de los sentidos de la vida comunitaria en un contexto adverso de monotonía consumista y entretejido social disperso.
Seguro hay más trincheras activadas, reactivándose o esperando el momento. Las aquí presentadas: una espiritualidad inspirada en el ecumenismo, una insurgencia consciente y permanente, una representatividad política pragmática de menos teatralidad y más sensatez y cumplimiento, y una red de espacios de comunicación comunitarios; quizá nos están demostrando que el momento ha llegado.
1. Véase la película Parasite y la entrevista a su director Bong Joon-ho, 2019
https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20190525/bong-joon-ho-se-alza-con-la-palma-de-oro-encannes-7473305