Por: Luis Olmedo Iza Q.
Kichwa / Pueblo Panzaleo
Febrero 17 de 2021
Tengo el temor que los presagios en el origen del Movimiento Pachakutik se esté cumpliendo; el distanciamiento de Pachakutik a los postulados y prácticas de la estructura del movimiento indígena que genere fractura al interior de esta organización, caiga en las redes de las prácticas y reglas de los partidos políticos tradicionales, el surgimiento de una falsa esperanza de que solamente la participación electoral permitirá cambiar la estructura del Estado a favor de la clase popular, sin la necesidad del apoyo de las organizaciones sociales.
Las organizaciones regionales como la ECUARUNARI y la CONFENIAE, fueron instancias descentralizadas y surgieron antes de los años 70. Para 1980 se conforma el Consejo Nacional de Coordinación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONACNIE), como iniciativa de la ECUARUNARI y la CONFENIAE. Mediante sendas reflexiones de manera estructural en el II encuentro nacional en 1984 y el Congreso de 1986 de la CONACNIE, se funda la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador CONAIE.
A diferencia de las organizaciones más antiguas como la FEI y la FENOC, luego FENOCIN, la CONAIE busca implementar un modelo con enfoque de pueblos y nacionalidades, giran alrededor de los conceptos de autonomía, territorio, nacionalidad, plurinacionalidad e interculturalidad, reconocimiento de las formas propias de organización, formas propias de gobierno, de prácticas del manejo de la justicia, entre otros, desde la lucha en las calles.
Desde 1991 se empezó la reflexión de la posibilidad de fundar un partido político que entre a disputar el acceso al poder, vía el proceso electoral, que finalmente en 1995 se decidió fundar un Movimiento Político, que se bautizó como Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik. Para 1996 participa por primera vez en la lid electoral, quedando en tercer lugar en la candidatura Presidencia con el 20,61% de la votación y 8 Diputados para el Congreso Nacional.
Me acuerdo como que si fuera ayer, los temores que surgieron en esas reflexiones. ¿Una instancia política descentralizada puede sobrevalorarse y generar fractura al interior del movimiento indígena y se pierda el objetivo trazado?, ¿Pachakutik podrá sostener prácticas apegadas a la de los pueblos y nacionalidades, toma de decisiones participativas y colectivas, mandar obedeciendo, etc.? ¿Podrá Pachakutik escaparse de las redes de prácticas y reglas de los partidos políticos tradicionales, como aliarse con cualquiera para llegar a ganar las elecciones?, ¿Se podrá evitar el surgimiento de una falsa esperanza de que solamente la participación electoral permitirá cambiar la estructura del Estado a favor de la clase popular?, entre otras preguntas.
Al parecer estos temores se confirma y están presentes en al actual escenario político. Si realmente Pachakutik asume la tarea de representar la expresión y representación de los pueblos y nacionalidades y de la clase media y popular, requiere urgentemente sostenerse en los principios y valores que fueron el punto de partida de este movimiento político.