Por: Rosendo Yugcha Changoluisa
Pueblo Kitukara, Comunicador Social
Foto portada: Pacha Callari
Octubre 23 de 2020
Si la proyección electoral en el Ecuador se mantiene como hasta estos momentos, se prevé que no hay posibilidades de que ninguno de los binomios presidenciales alcanzará el triunfo en primera vuelta; pues, a la indecisión y dispersión del voto, se suma una débil referencia del tema en la población por la tradicional apatía previa a una elección. En una anunciada segunda vuelta ¿qué escenarios se podrían configurar desde una tendencia más progresista?, ¿qué lecciones se pueden recoger del proceso boliviano?
La incertidumbre generada alrededor de la inscripción del binomio de la plataforma Unión por la Esperanza, ha develado actitudes y decisiones sesgadas y direccionadas de algunos integrantes del ente rector de lo electoral y del contralor subrogante, despertando desde ya las alertas sobre el futuro del proceso. Esto en lugar de deslegitimar a esta tendencia progresista, termina posicionándola de alguna manera.
Por otro lado, el evidente distanciamiento entre el candidato de Pachakutik y los dirigentes más visibles de la CONAIE luego del levantamiento indígena y popular de octubre del 2019, no ha permitido todavía fortalecer y ampliar una confluencia de sectores progresistas alrededor de una candidatura que aún puede capitalizar el momento histórico vivido, en donde una alianza campo ciudad detuvo momentáneamente la imposición de la receta fondomonetarista.
Por otro lado, el triunfo en Bolivia del candidato presidencial del MAS – IPSP; además de reposicionarla, refresca geopolíticamente la tendencia progresista en la región y le propina una contundente derrota a una estrategia que se proponía eliminarla; pero además, se convierte quizá en una oportunidad para reorientar la perspectiva del electorado ecuatoriano en tanto y cuanto se aliente la posibilidad de una segunda vuelta con dos candidatos de centro izquierda en disputa.
Luis Alberto Arce Catacora, presidente electo de Bolivia, está inmerso en la gestión pública por más de tres décadas, como funcionario del banco central y como ministro, una experiencia destacable a la que se suma su referencia como catedrático. Es quien tuvo la misión de sustentar y poner en marcha un Modelo Económico Social Comunitario y Productivo como alternativa al neoliberalismo, basado en una redistribución de los ingresos generados por los sectores estratégicos hacia otros generadores de ingreso y empleo: manufactura, turismo, vivienda y desarrollo agropecuario, entre otros; en donde el estado cumple un rol administrativo para lograr que estos sectores cubran la demanda interna y se conviertan en el motor de la economía boliviana.
Si la mayoría del pueblo boliviano por segunda ocasión en menos de un año ha manifestado su confianza en alternativas progresistas, es porque en la región se mantiene una voluntad férrea de fondo que está dispuesta a soportar y superar las amenazas y acciones violentas a la continuidad democrática; y, frente a las cuales se deben imponer conceptos como los que plantea Boaventura de Sousa, para entender a la democracia como “procesos de transformación de relaciones desiguales en relaciones de autoridad compartida”.
En ese sentido, desde el barrio, invitamos a los candidatos y candidatas a aceptar el reto de debatir con altura y seriedad la vigencia del sentido comunitario como principio renovador de la acción política para recuperar, defender y profundizar el estado de derecho en el Ecuador.