Por: Rasu Paza Guanolema
Kichwa Puruhá, Poeta
Octubre 13 de 2018
Desde el poder y desde la oficialidad nos cuentan como algo positivo, con lujos de detalles sobre la venida de Colón y de los otros moros-españoles a estos territorios; no solo eso, hasta siguen celebrando esta nefasta fecha. Así mismo, los profesores del sistema educativo en toda Abya Yala (América) siguen repitiendo a sus estudiantes los mismos contenidos, que los dueños del poder insertan en las mallas curriculares. Mientras que nosotros, los hijos e hijas de esta Madre Tierra llevamos los dedos sangrando por el silencio sepultado bajo los escombros de la verdad, en este desierto de la Colonia, y también de la llamada Democracia. 500 años de oscuridad, de asesinato y muerte, robo, mentira, codicia, que no son nuestros, así como están nuestra identidad individual y colectiva impregnada con sobrenombres occidentales entre los bellos bordados.
En estos 500 años de brutalidad, los más débiles han tratado de ocultar nuestro origen, nuestras raíces, nuestros sueños, nuestra piel color Madre Tierra. Sí, pero los más fuertes han sostenido las raíces profundas y han hecho que florezca la belleza, la cultura, las lenguas, la esencia del pensamiento y de la espiritualidad propia de estas culturas milenarias. Durante todo este tiempo hemos coleccionado silencios impuestos, ignorando nuestra esencia runa por no lastimar a los verdugos.
La historia, el pensamiento y el sistema de vida occidental responden a intereses occidentales; por ende, nosotros como culturas originarias de Abya Yala no cabemos en ese molde eurocéntrico. Las culturas y pueblos milenarios de Abya Yala tenemos nuestro propio sistema de vida: sistema filosófico, económico, político, social, espiritual, etc. No tenemos nada que envidiar a los occidentales, somos culturas milenarias con las mismas capacidades y potencialidades. Si queremos perdurar en el tiempo y en el espacio debemos seguir practicando lo que por siglos venimos haciendo. Si hablamos de la llegada de Colón a nuestros territorios tenemos otros parámetros para contar lo sucedido. No cabemos en el molde de la historia occidental para ocultar lo nuestro. Tenemos una memoria colectiva y una identidad propia construida desde hace miles de años.
Rebelémonos, y digamos la verdad; América que no eres América si no Abya Yala, Ecuador que no es Ecuador si no Kitu; descubrimiento que no fue descubrimiento sino una vil invasión; desarrollo que no es desarrollo sino muerte. Aunque tenemos muchas heridas en nuestros cuerpos nunca nos hemos doblegado ante la miseria occidental vieja y moderna. Estamos vivos, aquí y ahora, presentes, no somos culturas muertas, escondidas en los museos. Somos culturas vivas que nos proyectamos hacia la vida.
Luego de los grandes levantamientos los abuelos y abuelas, por las noches, deben haber acariciado los cabellos de nuestras madres, sus hijas, al contar historias en cada hebra de sus cabellos color de los Andes, para que no nos vuelvan a robar nuestros sueños y para luchar frente a la podredumbre que hasta ahora persiste desde las instancias de los gobiernos de izquierda y de derecha enquistados en el Estado burgués colonial.
Ha llegado el momento de decir lo que sentimos, lo que queremos dejar sembrado para las futuras generaciones. Necesitamos que nuestras lenguas sean habladas por todos nosotros, que nuestros hijos e hijas amen lo que tienen. Que nuestra espiritualidad sea practicada en cada una de nuestras comunidades. Que nuestro sistema político y económico vuelva a fortalecerse en cada familia y cada comunidad. Que nuestro sistema de vida florezca, que nuestros conocimientos tengan la misma importancia que la de muchos años atrás. El sistema educativo que nosotros planteemos debe responder a nuestros propios intereses, no al del sistema para que solo nos conviertan en servidores del mismo sistema.
No podemos seguir diciendo falsedades a las nuevas generaciones, propugnando que las culturas originarias deben adaptarse al molde occidental en su totalidad. Las naciones milenarias necesitamos visibilizar lo que por herencia somos. Si queremos ser nosotros mismos, fortalezcamos nuestros sistemas de vida runa. Un sistema educativo que responda a las necesidades de los propios pueblos, en el que los educadores y educadoras transmitan en nuestra lengua, con nuestras propias palabras la historia oculta aún no contada. Cuando escribimos expresemos los aspectos de nuestra identidad con fuerza, orgullo y dignidad, y que al hacerlo seamos nosotros mismos, sin temor a los juicios y a los prejuicios de los occidentales o a los seguidores de ese molde fetichista que tanto daño nos hace.
Exijamos que no se realicen más estos eventos organizados por las autoridades coloniales y capitalistas para festejar estas fechas nefastas en honor a los invasores perjudicando a las naciones y culturas de Abya Yala, solo para justificar y fortalecer el modelo de vida colonial y capitalista impuesto desde hace siglos. Es muy importante que empecemos a reflexionar estos asuntos para no caer en errores que hacen mucho daño a las culturas y pueblos originarios de Abya Yala.
Las nuevas generaciones runa a más de deconstruir los conocimientos aprendidos del occidente deben conocer y hablar la propia lengua, deben saber a profundidad del pensamiento propio de estas culturas, deben beber el agua transparente de estas sus propias culturas originarias, respirar el mismo aire que respiraban los abuelos y las abuelas. En este tiempo-espacio susurra el runa ñan que se viene construyendo por miles de años en esta Abya Yala. Ahora, la voz de los abuelos está presente en las nuevas generaciones, solo deben sentir el amor a la propia lengua, a la propia cultura y la propia filosofía. El ñawpa, la melodía, la sinfonía hecha canción vuelve a recorrer por la piel y por la sangre de cada hombre y mujer runa.
La fecha del 12 de octubre quedó grabada en nuestro inconsciente colectivo para no olvidar jamás que somos producto de la violación de nuestra Madre Tierra por parte de quienes se creen dueños de ella. Gracias a esta memoria sobre incesto, no olvidamos que la invasión euro cristiana y su enclave colonial, EU, no es la única y no será la última, así que la resistencia de nosotros los integrantes de las naciones invadidas y guardianes de saberes milenarios no cejará por libertar a la raza humana expoliada y esclavizada por un dios que postula el materialismo corrupto y el enriquecimiento absurdo de unos pocos, como exigencia de un tributo de sangre y horror, en aras de perpetuar su abyecta existencia.
Comparto con ustedes esta interesante lectura sobre la resistencia popular en un lugar de Nuestro México, invadido por el narcogobierno, el ejército federal y bandas de delincuencia organizada con el objeto de continuar el saqueo de recursos y explotar a nuestra gente
http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2009/06/17/manifiesto-de-ostula/