Por: Germán Guamán
Pueblo Kitukara
08 de agosto de 2018
Mi abuelito Pedro Tasiguano era músico y compositor. Tocaba el arpa, la guitarra, el violín, el rondador y la flauta. Era el arpero de la comuna. Lo invitaban a tocar en las bodas y en los velorios en San Miguel y en Cocotog. Ha tocado en Otavalo y hasta en el canal 8. Sus canciones las pasaban en el programa Kichwa de HCJB a las cinco de la mañana. Sabía montones cuentos e historias y chistes. Mi madre dice que en las comidas familiares su familia no podía parar de reír ante las ocurrencias suyas. Soy su primer nieto. Cuando nací, él con sus propias manos me hizo una cuna con ramas de Kishuar. A veces pasábamos juntos, por ejemplo, en los días en que construyó una chanchera para mi padre y yo le ayudé, me contó muchas historias de las cuales entresaco esta:
Hace mucho, mucho tiempo en Jatun Pamba vivía una hacendosa familia, ellos Vivían por abajo y tenían unos cultivos en el valle de Tinallo. La hija de esta pareja recién se había casado con un joven, y como era costumbre, la nueva pareja había pasado a engrosar el ayllu.
Los suegros le pidieron a aquel joven que fuera a Tinallo para que haga la labranza, la siembra y el cultivo del maíz. El joven aceptó y todos los días, recibía en cucayo que le preparaba su esposa, tomaba sus herramientas y bajaba al lejano valle. Pasaba allí todo el día y volvía en las tardes a la casa de sus suegros para descansar.
Sus suegros le preguntaban. ¿Cómo va el trabajo? y él les contestaba: ¡Me va muy bien!, ¡Estoy formando una chacra hermosa! ¡Ya la verán! Así pasaban los días.
Un día cuando ya se suponía que las plantitas de maíz debían estar grandecitas como para el primera “jallmay” o desyerbe, el suegro dijo: mmm.. no tengo noticia de cómo va el maíz, deberíamos ir a visitar a nuestro yerno en las labores y darle una mano.
Así que un sábado en la tardecita bajaron para rodear la chacra, pero, cuál no sería su desesperación al ver que su lotecito estaba lleno de yerba seca. Qué desengaño, ellos esperaban ver una chacra que este verdecita. Con presteza se pusieron a buscar al yerno, y cuando lo encontraron, tuvieron que reprimir un grito: Allí, en medio de unos matorrales, a la sombra de un algarrobo (acacia) estaba el joven trabajando según él. había tomado un par de catzos o escarabajos, de esos negros grandes y cornudos, y les había uncido con un arado en miniatura y los tenía arando unos surcos, como en un juego.
Al ver esta escena los suegros entraron en cólera y le increparon al joven por semejante engaño, el joven al verse descubierto, dicen, que pego un salto y agarró un walmo (que es como una pala para sembrar), se lo introdujo en el ano, y salió corriendo hacia la quebrada que lleva al río Guayllabamba, mientras sus gritos tornaban en aullidos. A lo lejos ya no se vio más a un joven, sino a una bestia, el yerno se convirtió en un lobo que huyó a la quebrada ante la consternación de su warmi y de sus suegros.
Allí termina la historia. Mi abuelo me dijo: Germancito: Tienes que levantarse pronto a trabajar porque caso contrario, ¡Atuk tukunkiman! (te convertirás en lobo).