Por: Bolívar Yantalema / 27-02-2018
Las generaciones anteriores y también las actuales nos hemos apropiado y empoderado del carnaval, cuya principal motivación es la de divertirse, que en el lenguaje del pueblo evangélico se diría fiesta para la carne o fiesta del mundo, esta se ha convertido en un tiempo espacio propicio para reencontrarse con la familia y comunidad; en cada carnaval, mucha gente regresa desde otros cantones, otras provincias, ciudades, inclusive de otros países, exclusivamente para la celebración del carnaval según las fechas establecidas en el calendario gregoriano, que siempre coincide con los días sábado, domingo, lunes, martes y miércoles, este último día, los más religiosos asisten a misa para recibir la señal de la cruz en su frente marcada con ceniza de con el dedo pulgar de un sacerdote católico, pero en algunos cantones la fiesta continúa hasta el domingo subsiguiente y termina con el entierro del carnaval.
En la época de las haciendas, los hombres de las comunidades indígenas se disfrazaban de mujeres con todo su atuendo multicolor y sea en grupos o de manera individual visitaban de casa en casa donde les esperaban con abundante comida y chicha, avanzaban bailando por los chaquiñanes y cruzando por las chacras al son de su tambor, rondador, armónica, dulzainas o quenas, entonando el ritmo del carnaval, ritmo que a de acuerdo a las investigaciones musicológicas del reconocido investigador Chimboracense Mario Godoy, constituye un género musical propio o ancestral, este género carnavalesco se caracteriza por ser un ritmo guerrero, retador, que era combinado con silbidos fuertes y desafiantes y el canto de coplas carnavalescas, que solo el escuchar irisaba la piel generando una especie de temor y envalentonamiento.
Esta actitud fue una acción de resistencia y rebeldía ante la usurpación de sus tierras y la esclavización de su fuerza de trabajo por parte de los hacendados y de la iglesia católica y al no tener ley a su favor para ejercer sus derechos, encontraban en la fiesta del carnaval una forma de desahogarse, de aflorar sus sentimientos reprimidos y de resistir ante estos atropellos.
De esta manera, las comunidades indígenas han adoptado el carnaval como parte de su cultura con algunas adaptaciones a su realidad local, eso no significa que esté mal, porque la propia identidad cultural de un pueblo es dinámica y se compone de elementos heredado del pasado, adoptados del contexto e inventados localmente.
En la actualidad esta danza comunitaria de resistencia del carnaval, se han traducido en comparsas, la mayor parte de ellas acompañadas por el fondo musical de un disco móvil, cuyos altos parlantes han expulsado de la coreografía del carnaval la musicalización con instrumentos propios y ha convertido en un espacio de diversión y de juego brusco con agua, polvo, huevos, tomates, anilinas, una mezcla con todo lo que está al alcance y a esta urbanización del carnaval comunitario, las autoridades y líderes indígenas contemporáneos que a pesar de ya contar con algún estudio, lo están denominando Pawkar Raymi, probablemente su intención es la de fortalecer las celebraciones propias como es el mismo Pawkar Raymi, sin embargo, considero que con esta acción solo se está carnavalizando el Pawkar Raymi y debilitando la verdadera esencia de la misma que es fundamentalmente “el rito de agradecimiento a la pachamama por el florecimiento de las chacras, la llegada de los granos tiernos y el recibimiento del año nuevo andino a las 12 del día del 21 de marzo con el equinoccio de primavera.
Por tal razón, creo que no podemos llamar coloquialmente Pawkar Raymi al carnaval, solo porque suena bonito, o solo para decir que somos interculturales o porque políticamente los líderes se venden mejor así. Frente a esta realidad os invito a descolonizar nuestros pensamientos y a descarnavalizar nuestro Pawkar Raymi.
La carnavalización del Pawkar Raymi, artículo de Bolívar Yantalema en #Chushik, programa radial intercultural de Pichincha Universal 95.3 FM y 94.5 FM. 27-02-2018
https://soundcloud.com/user-953423467/articulo-la-carnavalizacion-del-pawkar-raymi