Por: Cristóbal Quishpe Lema
Kichwa del pueblo Panzaleo
Octubre 22 de 2018
Muchos entendidos en la didáctica de la lectura y escritura prefieren hablar sobre procesos de aprendizaje de la lectura y escritura más que sobre métodos de enseñanza de la lectura y escritura. De modo sintetizado podemos decir que, el proceso de aprendizaje lector y escritor es más efectivo cuando somos capaces de encaminar al educando en un ambiente rico en estímulos significativos que impliquen actividades de lectura y escritura y también a desarrollar el lenguaje oral del educando, debemos recordar que la oralidad es el andamiaje del aprendizaje de la lengua y de todas las áreas del conocimiento.
Con esta consideración, a continuación expondré sobre la forma de realizar la enseñanza y aprendizaje del mundo mágico de la lectura y escritura (dos macro destrezas), indicando que cada docente tiene en la práctica su propia metodología, por eso se dice que la metodología tiene mucho de personal, sin embargo, hay estrategias probadas que no es necesario inventar el agua tibia, claro que varía según el objetivo y tema de la enseñanza, la edad, lengua y el número de educandos.
Aclarado esto, el docente tiene que buscar y emplear la metodología más adecuada y experimentar constantemente modos más eficaces de enseñar y no convertirse en ejecutor rutinario. Aunque para muchos resulte paradójico, la metodología natural es la que utilizan nuestros padres para enseñar a sus hijos, como se dijo anteriormente, tal como los niños se apropian de la lengua de su madre o de la persona que le cuida en los primeros días, mese y años de su infancia.
La forma natural del aprendizaje del lenguaje, los niños y niñas en sus primeros años de vida, primero escuchan, después hablan, a continuación leen, luego escriben y finalmente estudian la gramática. Hay que seguir en orden, como en una escalinata. Cada uno de estos pasos se desarrolla a través de las etapas de la vida del niño/a como lo dice Piaget, forzarlos resulta imprudente y puede ir camino al fracaso.
Por tal razón, se debe desarrollar actividades para observar y escuchar, pensar, hablar, leer, enriquecer constantemente el léxico, luego, escribir. Una buena metodología parte de la observación de la realidad próxima y no del encierro en las cuatro paredes del aula. Muchos no sabemos observar, traducimos la observación de un referente en palabras que no corresponden a la descripción real del mismo. Educar el espíritu de observación es un paso metodológico fundamental.
La enseñanza del lenguaje debe empezar con la investigación de la lengua que hablan los educandos (niños) en su vida cotidiana o sea la materna. El docente debe hacer que los educandos observen y describan objetivamente, por ejemplo, un cuadro, un jardín, una sementera, un taller, una habitación, una reunión, una fiesta, el aspecto físico de una persona, su comunidad, un paisaje o cualquier objeto. Los educandos que presenten ante la clase una descripción oral de lo que efectivamente han visto, observado.
La metodología a utilizar debe ser dinámica. La participación de los educandos debe ser total. Se trata de promover en los educando a que hablen y aprendan en su lengua materna. Los educandos que hablan en: castellano, inglés, alemán, mandarín, kichwa y lenguas ancestrales, etc., deben alfabetizarse en su lengua que aprendió de su madre y familia, y, si van a aprender una segunda lengua debe ser solamente oral hasta que se alfabetice en su lengua materna. Hay un mundo de inquietudes que deben debatirse en clase. Hay que estimular a que hablen y que participen los educandos, no mantener a sus educandos como seres pasivos, que solamente oyen y copian, memorizan y repiten como loritos.