Por: Semu N. Saant
Nacionalidad Shuar
Septiembre 27 de 2018
El liberalismo es una corriente o planteamiento socio-económico basado fuertemente en la libertad de los individuos y en la individualidad. Las preocupaciones sociales sobre los funcionamientos de los sistemas surgen por las debilidades y otrora caóticas falencias que nadie parecía interesado en resolver, no desde el mismo sistema. El surgimiento de la cuestión social está conectada a la explosión liberal en el mundo, que a su vez esto precedida por el mercantilismo de los estados y naciones, pretendiendo recomponer los reglamentos en pos de un mejor bienestar para sus ciudadanos.
Donzelot menciona que lo social es más un discurso para mantener al mismo sistema o recrearlo a otra perspectiva antes que pulir las fallas del mismo. El caso anecdótico puede ser el marxismo ruso, que no pudo materializar sus ideas socialistas sino que únicamente cambió el sistema político mientras que lo social y las personas continuaban inmersos en las mismas fallas de siempre: la desigualdad. La cuestión social y el liberalismo convergen en algo aparentemente frívolo, sumándose la libertad. El liberalismo quiso formar el sistema socio-político bajo las reglas de la economía, hubiera tenido sentido sino se hubiera visto todo como algo económico.
El liberalismo de Smith es funcional y puede ser puesto en escena como sistema socio-económico bajo ciertas normas. No se necesita condiciones materiales, como tecnología u objetos. El liberalismo y lo republicano mantienen relaciones en la historia política, se sentía que la segunda era perfecta y la mejor respuesta a los problemas de su momento, ya que revisaban todo lo que sucedía, empezando por el concepto de manejarse bajo la democracia. Lo social aparece así como un residuo de este sistema, sin afiliación a ideologías (en teoría) sino como medio de compensar lo que ocurría sistemáticamente. El liberalismo pretendía alcanzar un progreso económico basado en la libertad de los individuos, tanto en su vida como en la competencia económica. (Smith, 1776) En lo último es en donde se dieron mayores distancias con lo planteado por Smith. La competencia libre y justa remediaba en parte lo que el liberalismo hizo y pedía: que todo individuo participara activamente del movimiento económico, caso contrario perecería. Conforme individuos y grupos alcanzaban poder y encerraban todo una maquinaria de producción tras sí la competencia se volvió inexistente, pues los que no poseían un alto nivel de presencia o prestigio no lograban introducirse o participar de esta libertad económica, quedando excluidos de las ventajas de la modernidad; algo contradictorio.
El fortalecimiento individual parecía beneficiar a pocos y perjudicar a muchos, pues conforme avanzaba el movimiento económico se sentía las diferencias de los individuos. El liberalismo pretendía que las empresas privadas circularan libremente por las naciones, que la presencia del estado fuera mínima, aunque después se realizó el conflicto entre lo que era interés para el estado y lo que debía ser el interés del sector privado. Pero fue precisamente el estado quien más solicitaba los servicios de las empresas privadas, logrando así las últimas engrandecer sus arcas; por tanto el estado se convirtió en un parte de este sistema además de ser quien lo controlare. El apadrinamiento o enriquecimiento exclusivo de empresas surgió de esta forma, por tanto desde el principio de la república siempre existió la denominada privatización lo que generaría la presencia de monopolios y oligopolios, algo que Smith rechazaba completamente.
El problema más grande del liberalismo fue el permitir que visiblemente unos se volvieran más acaudalados que otros y que el capital fuera antepuesto a la misma presencia humana. Dado que se veía al individuo como una máquina de producción más, algo donde la libertad de la que se hablaba parecía desaparecer. Este sueño de progreso basado en libertad individual era el camuflaje perfecto para proponer que las personas debían en cierta manera tener siempre en mente la participación económica. La desigualdad y las brechas sociales no concordaban con los ideales de la república. (Danzelot) Y cuando en democracia existe la forma de cambiar a los dirigentes que no velan por la seguridad y bienestar del estado, los habitantes optan por apegarse a esta solución. Siendo la democracia una de los pilares fundamentales para los posteriores discursos sobre oportunidades y la desigualdad, es parte de la cuestión social. Lo social como tal se refiera a lo que en el ámbito social debía ser resuelto. Por tanto se preocupaba de las debilidades del sistema y de la forma de introducir a quienes no podían hacerlo a la vida del liberalismo.
Ahora bien ¿quién o qué maneja la cuestión social? Pues la cuestión social es una retahíla de proposiciones referentes al liberalismo y al mercado, donde el estado tiene participación nuevamente, solo que asimilado por las organizaciones sociales. La policía y el poder coercitivo del estado son necesarios para delimitar la expansión de todo movimiento dentro del estado. En lo económico la policía regula la agresividad y violencia que ésta genera, además de que prefiera comprender a toda la población como homogénea y no en su realidad. La policía se convirtió en un instrumento del poder, por ello su actividad es importante en el desarrollo del liberalismo. (Foucault) La industrialización de las sociedades incluyó otros temas concretos, como fenómenos migratorios, el triunfo de lo urbano sobre lo rural, el acceso y necesidad de educación, étc. Lo último es tremendamente valorado en la modernidad, ya que una persona preparada y racional puede aportar de mejor manera tanto a su trabajo como a la sociedad.
No podemos olvidar que en Latinoamérica la introducción a las cuestiones liberales se dio con el periodo de independencias, pero las cuestiones sociales, como la discriminación, la búsqueda de recompensar las brechas sociales (y económicas) duró mucho tiempo. No se puede hablar de libre competencia si no se juega en las mismas condiciones. Sobre todo en países de nuestra región la cuestión social se vio entumecida por tendencias políticas, algo desastroso, pues no sería más que otro discurso político de los aspirantes al gobierno. El liberalismo necesitó control para poder funcionar, ahora lo sigue necesitando; la libertad en su máximo disfrute no existe, y aunque no sea lo mejor, el estado debe intervenir en situaciones y aspectos que sean intransferibles, vitales para la convivencia de la sociedad. Se debe regular a las empresas, motivar el desarrollo individual, sin llegar a un extremo ni otro (políticamente-socialmente). El liberalismo contiene propuestas muy viables y elegantes, si existe democracia o no, no es esencial para continuar con las actividades socio-económicas, la educación es lo más importante. La educación es la verdadera revolución política, pues crea seres con opiniones y perspectivas, que se pondrán al servicio de la sociedad, empezando por ser beneficio al propio individuo.
Bibliografía
Danzelot, J. (s.f.). La invención de lo social: Ensayo sobre la declinación de las pasiones políticas. Obtenido de https://miusfv.usfq.edu.ec/d2l/le/content/45311/viewContent/350285/View
Foucault, M. (s.f.). Clase del 5 de abril de 1978. En Seguridad, Territorio, Población. México: Fondo de Cultura Económica. Obtenido de https://miusfv.usfq.edu.ec/d2l/le/content/45311/viewContent/350279/View
Murillo, S. (2011). La nueva cuestión social y el arte neoliberal de gobierno. Cátedra Paralela, 9-32. Obtenido de https://miusfv.usfq.edu.ec/d2l/le/content/45311/viewContent/377668/View
Smith, A. (1776). La riqueza del las naciones. Londres: W. Strahan & T. Cadell.