Entre el 20 o el 21 de marzo de cada año, cuando la tierra pasa por uno de los extremos del eje menor de la órbita elíptica alrededor del sol, se produce el equinoccio de primavera, es decir el sol está más cerca a la tierra y a las 12 del día sus rayos reflejan en forma vertical hacia los pueblos asentados en Kitu, este fenómeno se produce con más exactitud en el punto central del tiempo y del espacio de nuestra allpamama que se ubica en el monte katequilla (mitad del mundo).
Al hacer un rastreo etimológico del término ‘katequilla’, este proviene de la unión de los términos que se encuentran hasta en la actualidad en nuestro léxico kichwa, donde kati de katina significa seguir y killa significa luna o mes; por tanto, katekilla significa “espacio de seguimiento o de monitoreo del tiempo”. Por otra parte, revisando el Diccionario Quechua – Español – Quechua de la Academia Mayor de la Lengua Quechua del Cusco, se observa que katekilla es un término que guarda bastante similitud con Katachillay o Katachilla que es el nombre de la Constelación denominada Cruz del Sur.
A propósito de la cruz, si hiciéramos un monitoreo durante un año completo de la sombra producida por algún elemento como un madero colocado verticalmente en o cerca a katekilla, se demostrará que el comportamiento de su sombra determinará de manera perfecta y simétrica la trayectoria de los rayos del sol, graficará los límites de los solsticios y equinoccios; por tanto la proyección de sus ejes geométricos, también producirá la figura geométrica de una chakana de perfecta simetría, pero vale aclarar, que esto sucede solo en Kitu, por tanto me atrevería a afirmar que los conocimientos filosóficos respecto a la chakana son de los pueblos ancestrales de Kitu, es decir de los pueblos que integraron el llamado Reino de Quito, los karanqui, otavalos, cayambi, imbaya, kitu o kitukara, panzaleos, purwa [Puruhá], entre otros, esto conlleva también a la deducción que nosotros somos y seguiremos siendo “los verdaderos hijos del sol recto”, en tanto y en cuanto la chakana de perfecta simetría y el fenómeno físico del sol recto en períodos temporales de admirable proporcionalidad matemática no se produce en el Cusco o en Tenochtitlán, sino solo en el territorio de los kitu.
Respaldo esta aseveración, por cuanto, conforme a varios estudios, en el Cuzco los equinoccios se producen el 13 de febrero y el 28 de octubre, la sombra pasa 4 meses por la izquierda y 8 meses por la derecha; así mismo en el centro del antiguo Tenochtitlán hoy DF México, los equinoccios se producen el 17 de mayo y el 25 de julio y la sombra pasa 10 meses por la izquierda y 2 meses por la derecha. Si hiciéramos el monitoreo de la sombra en el Cusco y Tenochtitlán, cuyas proyecciones geométricas, arrojaría una chakana deforme y asimétrica, dicho en otras palabras no habría tal chakana, atribuida erróneamente a los Inca del Sur, tampoco habría chakana en el Norte, solo existe o se reproduce de manera perfecta en Kitu.
Este razonamiento y el reconocimiento de que los pueblos andinos realizaban y siguen realizando sus festividades y celebraciones en función de los solsticios y equinoccios que son producidos por la rotación de nuestra allpamama con una inclinación de 23.5 grados y la traslación por una órbita elíptica alrededor del sol durante un año completo, da a lugar que en los pueblos ancestrales de Kitu celebraban el pawkar raymi o fiesta de florecimiento, también conocida desde hace pocos años atrás, como mushuk nina raymi, en el equinoccio de marzo que es el 20 o 21 de marzo de cada año.
Sin embargo, varios estudiosos, líderes políticos indígenas, inclusive actores de Educación Intercultural Bilingüe, dicen con mucha ligereza y notoria carga de subjetividad, que esta fiesta o celebración es de los Incas, y que el Pawkar Raymi se celebra en febrero, inclusive considerándole inapropiadamente como carnaval, allanándose así consciente o inconscientemente al calendario gregoriano, mismo que fue organizado, precisamente con intenciones, de suplantar y anular las festividades o celebraciones de espiritualidad de los pueblos andinos, con otras de corte cristiano. La tendencia de esta confusión, solo se puede atribuir a la influencia de la fe católica que mantienen los que lo sostienen.
Como parte del acto ritual y ceremonial del pawkar raymi, el yachak o líder espiritual andino, durante el agradecimiento a la madre tierra por el florecimiento de sus chacras y el aparecimiento de nuevos frutos, en medio de una chakana adornada de flores multicolores y frutos, encendía el fuego nuevo utilizando como espejo reflector su brazalete de oro o un objeto cóncavo.
El encendido del fuego nuevo se produce por efectos del “fenómeno físico de reflexión de la luz”, fenómeno que según la física convencional Theory of Reflection, of Electromagnetic and Particle Waves de Lekner, John (1987) “ocurre cuando los rayos de luz que inciden en una superficie chocan en ella, se desvían y regresan al medio que salieron formando un ángulo igual al de la luz incidente”.
Entonces, el equinoccio del 20 o 21 de marzo de cada año, solo en Kitu, a las 12 del día, los rayos solares caen verticalmente sobre la superficie del objeto reflector usado por el líder espiritual andino, con un ángulo de incidencia y de reflexión de 0º; estos rayos chocan o inciden en la superficie plana y retornan o se reflejan sobre su misma trayectoria pero en sentido contrario, el efecto de este fenómeno de reflexión de la luz, concentra e incrementa la intensidad calorífica de los rayos del sol y da lugar a que se encienda el fuego nuevo en algún elemento reseco y liviano.
Con el encendido del fuego nuevo o mushuk nina, todos los participantes de la ceremonia recibían también el año nuevo andino y con este fuego nuevo preparaban y compartían los alimentos con toda clase de granos tiernos traídos por los distintos ayllu; de allí surge la llamada fanesca, por lo tanto la fanesca debe ser considerada andina. Estos alimentos eran preparados en grandes cantidades para saciar el hambre de todos los asistentes que venían de ayunar tres días antes, luego de haber apagado el fuego viejo, por lo tanto se presupone que para esta preparación usaban la técnica que hoy se conoce como “pacha manka”, es decir todos los granos traídos eran cocinados enterrando en la madre tierra.
Esta y otras celebraciones andinas fueron prohibidas en 1572 por el virrey Francisco Álvarez de Toledo, un hombre profundamente influenciado por su fe católica, que incluso para lograr catequizar a los andinos o naturales como los llamaban, dispuso a los sacerdotes aprender y utilizar el idioma quechua.
Pese a esas prohibiciones el pueblo andino siguió clandestinamente practicando y transmitiendo su espiritualidad de generación en generación, conforme a su calendario agro astral, pero según tayta Alfonso Cachimuel, “en la actualidad estos raymi se celebran con un fuerte matiz mercantilista y folklorista, patrocinadas por autoridades de los GAD, ONGs que han conducido a la pérdida de la esencia central de la espiritualidad originaria de la celebración de nuestro calendario agro astronómico andino”. Esta forma de celebración en vez de fortalecer ha ido generando confusiones de los simbolismos propios, a tal punto que se ha empezado de manera irresponsable a denominar al carnaval como pawkar raymi.
Probablemente este hecho, ha producido el traslado de la descarga de toda la emotividad de la celebración del pawkar raymi, por parte de las generaciones contemporáneas, hacia el carnaval (fiesta centrada en la diversión), asumiendo que están celebrando el pawkar raymi; esta tendencia, casi ha logrado anular, toda la emotividad y la celebración práctica-vivencial de este fenómeno físico, astral y agrícola, en el propio tiempo y espacio del equinoccio de marzo (20 o 21) que se produce solo en Kitu.
Por: Bolívar Yantalema. Kichwa de la Nación Puruhá. Foto portada: Muro Bolívar Yantalema. Marzo 03 de 2022
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