Por: Ollantay Itzamná
Quechua, Cuzco-Perú
Mayo 02 de 2019
El próximo 16 de junio, cerca de 8 millones de guatemaltecos habilitados deberían acudir a las urnas para elegir al nuevo Presidente/a y Vicepresidente/a, 160 diputados nacionales, 20 diputados para el Parlacen, y 340 corporaciones municipales. El 42% de la población nacional se autodefine como indígena.
Si bien el abstencionismo tradicionalmente supera más del 40% del total de los empadronados, sin embargo las próximas elecciones la apatía electoral podría llegar a porcentajes históricos por las condiciones “atípicas” en las que se celebrarán estas elecciones.
A casi 40 días de las elecciones, la población poco o nada conoce de los candidatos habilitados porque el Tribunal Supremo Electoral prohibió la campaña electoral anticipada, en un país acostumbrado a una permanente campaña electoral. Mucha gente desconoce la fecha exacta de las próximas elecciones.
Los tres candidatos que ocupan los primeros lugares en las encuestas nacionales tienen procesos legales pendientes, mas uno que ya fue detenido en los EEUU, y otro tiene orden de captura en Miami.
Tres candidatos indígenas para la presidencia
Entre los 24 candidatos a la presidencia, de los 26 partidos políticos habilitados, como nunca antes en la historia de Guatemala, compiten tres candidatos indígenas a la presidencia de Guatemala.
Thelma Cabrera, maya mam, por la organización política Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP). Benito Morales, maya quiché, por la organización política CONVERGENCIA, y Pablo Ceto, maya ixil, por el partido URNG. También van dos candidatas a la vicepresidencia, una por WINAQ, y otra por URNG.
¿Cuáles son las propuestas de estos candidatos indígenas de izquierda?
Los partidos URNG, CONVERGENCIA y WINAQ plantean reformas estéticas al sistema económico y político neoliberal y racista vigente. Lo más revolucionario que plantean es la “reinstalación” de la lucha contra la corrupción. No plantean cambios estructurales al Estado, ni al sistema económico. Mucho menos expresan el sentir de la población por un proceso de asamblea constituyente popular para un pacto social plurinacional.
Tampoco se leen en sus agenda la propuesta de la restitución de los territorios para los pueblos, ni la redistribución de la tierra o la soberanía hídrica o energética. Mucho menos el asunto de la emancipación de la Guatemala del dominio norteamericano.
En el caso de MLP, por ser una organización creada y conformada, en su mayoría por comunidades indígenas y campesinas en resistencia al sistema neoliberal, plantea la necesidad de la revisión de todos los contratos de privatización de los bienes y servicios con miras a la nacionalización de los mismos. Plantean un proceso de asamblea constituyente popular y plurinacional para la creación de un Estado Plurinacional con autonomías territoriales. Propone revisar la estructura de la tenencia y control de la tierra y agua para garantizar soberanía alimentaria para los pueblos del país.
Mientras los candidatos indígenas y mestizos de MLP proclaman austeridad en la función pública anunciando la disminución de sus salarios, transparencia renunciando a su secreto bancario, y honestidad renunciando al antejuicio/inmunidad; los otros partidos callan sobre estos compromisos.
¿A qué se debe esta participación indígena?
Antes de la firma de los Acuerdos de Paz (1996), Guatemala nunca tuvo candidato indígena alguno a la Presidencia. Posteriormente, los desalentadores resultados electorales (2007 y 2011) de la candidatura de Rigoberta Menchú (Premio Nobel) a la Presidencia afianzó el prejuicio de: “indígenas no nacen para ganar elecciones”. Aunque se constata que indígenas empobrecidos y/o asimilados votan, casi siempre, por el “patrón”, por las condiciones de colonialidad.
Los Acuerdos de Paz, y la posterior efervescencia de las organizaciones no gubernamentales, pintaron y promovieron un multiculturalismo folclórico en Guatemala sin permitir el debate sobre los derechos colectivos de los pueblos (autodeterminación, restitución de territorios, consentimiento previo, derecho a un Estado Plurinacional, etc.). Se promovió y promueve la incidencia política hacia el Estado criollo, mas no la construcción del poder con agendas y sujetos plurales.
Por ello, las organizaciones políticas como WINAQ, URNG y CONVERGENCIA, ideadas por ex comandantes de las guerrillas de izquierda y actores de ONG, en la actualidad, no plantean cambios estructurales profundos que revierta las relaciones de dominación cultural, económica, social y política del país.
La actual emergencia de la cantidad de candidaturas indígenas a la Presidencia , no expresa necesariamente la fecundación del sujeto político colectivo indígena (con agenda propia), sino, en buena medida, podría ser la expresión del folclorismo neoliberal cuyos promotores no escatiman incluso de pintarse el rostro con tal de mantener su hegemonía. Lo novedoso es que ese novedoso y folclórico juego político es aprovechado por movimientos como el MLP que ingresan con métodos, agendas, y referentes teóricos propios o distintos.