Por: Bolívar Yantalema, 26-04-2018
Revisando literatura sobre el sol, se conoce que este es una estrella gigante con relación a cualquier planeta y se encuentra en el centro del sistema solar, a una distancia promedio de la tierra de 150.000.000 km, es 3.300 veces más grande que la tierra, tiene 4.600 millones de años de antigüedad, es la fuente más grande de radiación electromagnética, que se propaga en el espacio transportando energía a una velocidad de alrededor de 300.000 km/s y tarda 8 minutos y 19 segundos en llegar a la tierra. En la capa del sol que podemos ver desde la tierra o fotósfera, la temperatura es de 5.726 grados centígrados, casi igual al calor del centro de la tierra, mientras que en el núcleo es de 15.600.729 grados centígrados.
Sin la energía solar no habría ninguna forma de vida en nuestro planeta, pues la vida se recrea gracias a los efectos de los rayos del sol. La interacción de los rayos del sol con las plantas, provoca una de las reacciones químicas conocida como la fotosíntesis; este proceso permite la transformación del agua, del dióxido de carbono y de otros nutrientes absorbidos por las plantas, en alimento para el desarrollo de las mismas y en el oxígeno que utilizamos todos los seres vivos para respirar, por tanto, todo vegetal y animal que sirven de alimento de los seres humanos, se producen y reproducen con la luz solar.
Las culturas andinas comprendían que el sol regentaba toda forma de vida en la pachamama, por lo tanto hasta los templos, viviendas, fueron construidos considerando la llegada de los solsticios y equinoccios y en perfecta alineación con la trayectoria de circulación de los rayos solares, con sistemas o ventanas de captación del flujo de la energía solar hacia los espacios interiores, a fin de reproducir un ambiente energético armónicamente favorable, que incida en el actitud y comportamiento agradable de los que albergaba la construcción; sus formas variaban de acuerdo a los pisos climáticos y a la necesidad de conservación o de disminución del calor.
Sin ir muy lejos, de una entrevista con uno de los abuelos Napu runa, se conoce que este pueblo para construir sus viviendas proceden de la siguiente forma: 1. eligen un lugar cercano al río, donde está la fuente principal de alimento, 2. colocan una caña o vara en el lugar y monitorean el comportamiento de su sombra durante el día y 3. sobre la trayectoria de la sombra establecen la orientación de la casa, es decir en función al flujo energético solar.
Esta comprensión de la importancia vital del sol para la vida para el tiempo y espacio o pacha de los andinos, generaba una actitud de consideración y de respeto profundo hacia el sol, así como también hacía la pachamama, la luna, las estrellas y otros elementos considerados como sagrados.
En manifestación de ese respeto profundo por la contribución del sol en la recreación de la vida, los andinos hacían rituales festivos de agradecimiento como el inti raymi en el solsticio de junio, el mushuk nina o pawkar raymi en el equinoccio de marzo, sin que eso signifique que el sol sea considerado como un dios, como hasta hoy han pretendido hacernos creer.
Si analizamos la expresión “dios sol”, de por sí esta no goza de neufonismo, no suena bonito, esto hace presumir que puede ser una frase construida en un español forzado, en algún tiempo y con algún fin, y si hacemos un rastreo dentro del corpus lingüístico del kichwa, tampoco se encuentra una frase para decir “dios sol”, pero sí aparece las frases “yaya inti”, “tayta inti”, correctamente estructuradas; analizando los significados y significaciones de los términos yaya y tayta, estos sirven como una expresión de mucho respeto hacia alguna persona muy reconocida y respetada, generalmente de avanzada edad, pero en ningún caso pueden reemplazar al término dios.
Este análisis, conlleva a plantear la hipótesis, que los pueblos andinos y en el caso particular de los Incas no fueron adoradores ni consideraban al sol como su dios; a través de sus ceremonias festivas solo manifestaban su agradecimiento y respeto profundo y a la vez se energizaban con distintos tipos de movimientos y ritos sagrados, posándose frente al sol; el dios de los andinos siempre fue pachakamak, hacedor y custodio del tiempo y del espacio.
Sin embargo, la iglesia católica, para justificar la aplicación de crueles torturas como medidas asumidas en los procesos de cristianización de los andinos y para legitimar el genocidio perpetrado en Abyayala por los colonizadores, creó y construyó el argumento, afirmando que los andinos eran idólatras, adoradores del dios sol y de otras deidades como la luna, los cerros, los animales, entre otros, como así lo señala Alberto Lettieri (2012) en su artículo “La Inquisición en América y los infiernos de la Iglesia”.
¿Qué representa el sol para los pueblos andinos?, artículo de Bolívar Yantalema, en #Riksinakuy (atuplan.com/), 26-04-2018.
Qué bello leer sus documentales y sabiduría don Bolívar. Celebro la historia y la buena relación del hombre y el planeta.
Que linda historia y es bueno conocer lo que representaba el Sol para los Andinos y también para nosotros que practicamos la interculturalidad, que es respeto por ser un ser que emana sus propiedades positivas que Dios todopoderoso le ha otorgado.